Por otro lado, el 'mercado' no ofrece ninguna alternativa. En
Declara, de forma bastante brusca, de los gerentes: “Con sus caras hacia él [jefe ejecutivo] y sus traseros hacia el consumidor” la mayoría de los gerentes están más preocupados con sus metas de ganancia, que de la producción de un producto valioso. La corporación más eficiente y tradicional, General Electric, “gasta 40%—es decir, $60 billones—de sus ingresos en administración y gastos indirectos…los gerentes de las grandes corporaciones occidentales tienen mucho más en común con los aparatos de las economías del mandato que está reconocido.” ¡Cuán más barato y eficiente sería tomar control de estas empresas, establecer un sistema de control y manejo de los trabajadores, e instalar una economía socialista planificada!
El artículo de Caulkin es también una concesión al argumento de Marx que el manejo interno de una fábrica capitalista incluso —Marx estaba hablando de las condiciones del siglo XIX—fue un ejemplo de planificación. El sistema de fábricas, Marx dijo, aplicado a la economía y al mundo completo, representaría la planificación democrática socialista mediante la eliminación del mercado. Ahora, irónicamente, las corporaciones gigantes—monopolios—tienen una burocracia jerárquica pesada según las líneas de la antigua Unión Soviética. La solución se encuentra no con el Estalinismo o con el 'mercado' de los capitalistas, sino que con la planificación democrática socialista. Esto requiere que se abran los libros de contabilidad a la inspección de los representantes de los sindicatos y las organizaciones de la clase trabajadora, pequeños comerciantes, etc., para informar a la gente trabajadora de la situación verdadera, como un paso preparatorio para realizar dicha planificación.
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