Ninguna mención de un futuro brillante: si el capitalismo se rompe, nosotros, la clase trabajadora, tenemos que pagar. Esta es la esencia del escenario tempestuoso del clima de Oborne, un mundo dónde el estado funciona como el paraguas del capitalismo mientras los trabajadores están mojados hasta los huesos en la forma del desempleo masivo.
¡No pagaremos! Tenemos que exigir un sistema que sea humano y totalmente nuevo. El socialismo tiene que ser la política de la clase trabajadora. Hasta el Newsweek (revista popular de EEUU) declaró: “Todos somos socialistas ahora.” Desafortunadamente, esto todavía no es el caso para la mayoría aplastante de las víctimas del sistema, la clase trabajadora y los pobres. Por lo tanto, mientras exigimos una economía socialista, democráticamente planificada, como la idea cúlmine del programa de los socialistas y Marxistas; es necesario proponer demandas transicionales de lucha de acuerdo con la situación actual.
En la social democracia pre-1914, este tipo de propuesta fue considerada innecesaria. Su programa fue dividido en un programa máximo, la idea del socialismo, y un programa mínimo, cotidiano. Esto cambió decisivamente con el inicio de la primera guerra mundial la cual llevo a las explosiones revolucionarias en Rusia y las luchas de masas y olas revolucionarias que se detonaron después de la revolución del 1917 por toda Europa y el mundo. En esta situación diferente, la lucha por reformas básicas e incluso la defensa de los logros del pasado, se enfrentaron directamente con los límites del mismo sistema capitalista. Los Bolcheviques, por eso, formularon el programa de transición como un puente—tomando en cuenta las demandas cotidianas de la clase trabajadora—del nivel de conciencia existente hacia la idea de la revolución socialista. Fue necesario aún durante la revolución rusa debido a las perspectivas diferentes y dinámicas de las secciones diferentes de la clase trabajadora. Fue resumido en el boletín maravilloso de Lenin,
Siguiendo los pasos de Lenin, Trotsky formuló para
Algunos, como el SWP, por lo tanto descartaron tanto el programa de transición como el enfoque transicional. Nosotros defendimos el método de Trotsky pero reconocimos que era necesario modificar algunas de las demandas para las condiciones diferentes, presentadas por el auge. La situación actual que enfrenta el movimiento de trabajadores en Gran Bretaña, Europa y por todo el globo, sin embargo, significa que esta propuesta, si no todas las demandas del año 1938; son ahora vitales en la presente lucha. De hecho, son más relevantes ahora que cuando fue escrito en 1938 porque las condiciones que se están desarrollando son similares al periodo anticipado. Trotsky exigió, por ejemplo, 'trabajo o mantención completa' frente al desempleo masivo endémico. Hoy exigimos, 'trabajo útil, o un ingreso vital'. La clase trabajadora rechaza aguantar los costos de esta crisis. ¡Qué paguen los patrones! ¡Si no pueden garantizar una existencia mínima para la clase trabajadora, entonces no podemos aguantar su sistema!
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